REYES HOSPITAL CATHOLICS
La historia de la India es un vasto tesoro de conocimientos y comprensión que permite sumergirse en la riqueza cultural y espiritual de este país. Desde tiempos ancestrales hasta la actualidad, la India ha sido testigo de la evolución de diversas civilizaciones, cada una dejando una profunda huella en el estilo de vida, la grandeza y la espiritualidad de su pueblo. En particular, la antigua civilización Dravídica ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de la India, gracias a su avanzada organización urbana y su legado perdurable.
Textos y Fotos: Guillermo Cachero
La India Mística, nos adentra en los misterios de templos y cuevas que resguardan los tesoros espirituales de esta nación milenaria.
Nuestra travesía nos ha brindado la oportunidad de conocer a muchos de sus dioses, aunque no todos, dado que su panteón comprende dos millones de deidades. La India, con su asombrosa diversidad religiosa, alberga una asombrosa cantidad de templos que supera la cifra de 100,000. A través de estas páginas, exploraremos las raíces de estas religiones, desde sus orígenes en los tiempos dravídicos y védicos, hasta su evolución hacia el brahmanismo, el hinduismo, el budismo y el jainismo, y aunque tangencialmente, el islam, que encontramos referenciado en nuestro recorrido por Aurangabad. Mayoritariamente, los templos visitados son hinduistas, si bien también hemos tenido la oportunidad de explorar algunos budistas y jainistas.
Estos templos no son meras estructuras arquitectónicas, sino testimonios vivos de la historia de este país. Eran edificados por reyes y maharajás, cada uno de los cuales imponía su huella religiosa a medida que conquistaban y gobernaban. Cada dinastía dejaba su marca en los templos, una marca que trasciende los límites de la piedra y el tiempo.
La India se despliega ante los ojos curiosos como un tesoro de riqueza cultural e histórica. Este vasto territorio se convierte en un lienzo en constante evolución, donde el pasado y el presente se entrelazan en una coreografía eterna tejida con hilos de tradición y modernidad.
Aunque no todos los viajeros llegan a la India con la intención de explorar sus templos y deidades, es difícil resistirse a entrar en estos lugares sagrados, a conocer los festivales religiosos y a presenciar a los fieles purificándose en los ríos sagrados. Más allá de los palacios de los maharajás y los imponentes templos, la India también refleja las luchas y desafíos de su gente. Es un crisol de culturas y un mosaico de identidades, donde lo antiguo y lo moderno entran en un intrincado baile. La pobreza y la riqueza coexisten, la espiritualidad y la tecnología chocan, y la tradición y la innovación se entrelazan en un tapiz complejo.
La India es un destino que transforma y enriquece el espíritu. En estas tierras, el pasado no yace en las páginas desgastadas de los libros, sino que se hace presente en los monumentos, las calles y los corazones de su gente. El presente y el futuro también están intrínsecamente conectados, ya que el tiempo en la India fluye a un ritmo propio. Cada paso en el presente resuena con las huellas de aquellos que lo precedieron, formando una sinfonía que se escucha en los antiguos templos, las murallas de las ciudades y en los bulliciosos bazares.
Los templos no son simples edificios; son testigos silenciosos de imperios y revoluciones, escenarios donde se tejieron historias de fe y transformación. Desde los opulentos palacios de Rajasthan hasta las espirales espirituales de Varanasi, cada rincón resguarda una historia, cada callejón revela un secreto. La India es múltiple en una sola entidad, y la única forma de desvelar su riqueza es visitándola. A través de las páginas de nuestra revista, queremos acercaros a esta India mística, donde el aire, el fuego, el agua y la tierra se unen en armonía con sus dioses, creando un vínculo sagrado que trasciende el tiempo y el espacio.
La India envuelve los sentidos en un aura de misticismo y encanto, y siempre ofrece un lugar por descubrir. La India, con su vasta riqueza cultural e histórica, es un lienzo en constante evolución, donde el pasado y el presente se entrelazan en una danza eterna.
Viajeros de todos los confines del mundo llegan ansiosos por sumergirse por descubrir cada rincón de sus ciudades y poblaciones, con el fin de conocer su historia, la pasada y la contemporánea. A lo largo de los siglos, la India ha despertado una pasión arrolladora. En cada paso, en cada esquina, se respira una amalgama de aromas, colores y sonidos que cautivan el alma.
La India es más que un destino turístico, es una experiencia que transforma y enriquece el espíritu. Es un viaje a través del tiempo y de su historia, una invitación a sumergirse en la grandeza y en la adversidad de una tierra milenaria. Entre los claroscuros de su realidad, la India despliega un tapiz cautivador, donde cada hilo, cada experiencia, conforma un testimonio inigualable de la condición humana.
La India, con su vasta riqueza cultural e histórica, es un lienzo en constante evolución, donde el pasado y el presente convergen en una danza eterna. Aquí, en estas páginas, nos adentraremos en los rincones menos explorados de un país que cuenta con más de 100.000 templos y con dos millones de dioses, como se comprenderá, no vamos a detallar ni todos los templos ni todos los dioses, pero sí, de los más importantes de tres de sus religiones, la hindú, Budista y Jainista. Descubriremos las poblaciones que fueron testigos y que guardan templos de gran belleza que fueron el legado que dejaron reyes y maharajá durante el paso de los siglos. Como tesoros escondidos de la historia.
Los templos están adornados con impresionantes figuras que representan dioses, así como mandanakai (bellezas femeninas) que decoran los dinteles del templo, junto con leyendas épicas. Los muros exteriores, auténticas obras de arte esculpidas, se alzan sobre zócalos adornados con figuras de animales y seres fantásticos, mientras que los relieves narran escenas extraídas de los grandes poemas épicos indios, como el Ramayana y el Mahabharata.
No es necesario ser hindú ni tener un profundo conocimiento de la filosofía o la historia para apreciar la belleza de una mujer admirando su propia imagen en un espejo, o la delicadeza de una carta de amor escrita a un amante. Estos templos, construidos en el año 1121 aunque nunca se completaron en su totalidad, constan de dos estructuras casi idénticas, cada una con su propio santuario Lingam orientado hacia el oeste. En frente de cada templo se erige majestuosamente un Nandi, la representación sagrada del toro sagrado Vahana de Shiva, que se convierte en un elemento distintivo y unificador de estos monumentos.
Al observar estas figuras, nos encontramos con Shiva danzando sobre la piel del demonio que ha derrotado, personificando al señor de la danza. También podemos ver a Shiva y Parvati sentados juntos en la montaña sagrada de Kailasa, o a Krishna, el dios pastor, cautivándonos con su flauta y su destreza para sostener el monte Govardhan. Estas imágenes nos ofrecen una ventana abierta hacia las proezas de los dioses, tal como se relatan en los libros sagrados.
Después de la llegada de los arios a la India, su religión comenzó a imponerse. La diáspora de Rama, fue ocasionada porque él y sus seguidores no estaban de acuerdo con los sacrificios humanos realizados por las sacerdotisas en honor a los dioses. No obstante, una vez establecidos, los sacerdotes de Rama continuaron con los rituales de sacrificio, pero en lugar de humanos, utilizaron animales. Se observa que los sacrificios han sido prácticas habituales en diversas religiones, donde los dioses parecían requerir estos ofrecimientos, ya sea de humanos o animales, considerándolos esenciales para su existencia.
Esta situación llevó a figuras históricas como el príncipe Sidartha Gotama (Buda) y Vasdhamana (fundador del jainismo) a alejarse del brahmanismo, que se había desarrollado como una evolución del vedismo que trajo consigo Rama. El brahmanismo había caído en una rígida dogmática y estancamiento general debido a la excesiva burocratización de la casta sacerdotal, lo cual provocó una agitación espiritual entre las clases más cultas y sensibles de la sociedad india.
Ante esta situación, filósofos, religiosos y samanas (ascetas errantes) cuestionaron la burocracia y criticaron los rituales de la religión tradicional, promoviendo principios como el respeto hacia todos los seres vivos y oponiéndose abiertamente a los cruentos sacrificios del brahmanismo. Estos samanas sostenían que la liberación del dolor físico, mental y espiritual del ser humano no dependía de la gracia de los dioses mediante sacrificios, sino de cada individuo.
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Estas líneas son solo un avance de nuestra obra dedicada a los lugares más sagrados y enigmáticos del país. En nuestra revista, exploramos:
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Las Cuevas de Ellora y Ajanta: Descubre su arte antiguo y su historia.
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Templo Grishneshvara: Con 3000 años de antigüedad, es uno de los doce santuarios jyotirlinga más sagrados, representando la naturaleza infinita de Shiva.
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Sravana Belagola: Hogar del majestuoso Bahubali, celebra la devoción de la secta Digambara del Jainismo.
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Templo Jainista de Ranakpur: Admirado por su impresionante arquitectura, es uno de los más bellos del Jainismo.
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Cueva de Badami: Dedicada a Visnú y sus significativos avatares, rindiendo homenaje a sus nueve encarnaciones para la salvación de la humanidad.
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Hampi: El Templo Vitthala, joya de la dinastía Vijayanagara, que captura la esencia del arte y la cultura de su tiempo.
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